jueves, 22 de enero de 2009

Mundo Corazón. Letra Duluc.

Mundo Corazón


-Coro-
Ay, corazón, ya no me hagas más llorar,

ay, corazón, estoy cansado de esperar.


Al presidente Bush se le salieron las lágrimas

mientras caía la ilusión en Nueva York

and The Wall Street sintió un vaivén

en la sonrisa de Ben Laden.

No es lo mismo después de ese septiembre,

para Chile es doble significación,

no es lo mismo verlo desde Japón, es otra versión.

El cielo sigue azul, pero Arafat y Sharon

navegaron en lágrimas. ¿Hay alguna razón?

¿Piensas que habrá algún fin?

Tal vez lo sabe Putin,

vamos a ver.

Debe saberlo Tony Blair

o los niños de Chechenia.

¡Algo se trae Chávez entra las medias!

Y si es así, vamos a ver qué dice Fidel,

quizás él sepa la razón

de tanta desilusión.

Y si no quiere decir, que yo lo dudo,

pero puede darse el caso,

y así sea un chepa

o sea algo extraordinario,

es algo muy necesario

elevar una oración

para que todos lo sepan

y así puedan entender

cómo es que vinimos a ser

cuentas de un mismo rosario.

Dando vuelta y vuelta, dando vuelta y vuelta,

y otra vuelta y vienen con la misma vuelta.

Dando vueltas y vueltas

y a todos globalizando,

aumentándonos el suplicio

y camino del calvario.


-Coro-
Ay, corazón, ya no me hagas más llorar,

ay, corazón, estoy cansado de esperar.


Porque no es lo mismo la hija del norte

que la hija del sur,

estar en Londres

o estar en Kabul,

y cada vez yo me doy más cuenta,

aumenta la venta,

se ordena el desorden.

¡De película, de película!

La ridiculez dejó de ser ridícula.

¡Súbeme la música, súbeme la música!

Pero antes, dime, que quiero saber,

de dónde diablos vinieron esos hombres

que no se cansan de prometer

lo que ni ellos mismos pueden tener:

¡paz, paz, paz!

Y no es sólo aquí, es dondequiera.

Kauzimi vino con su billetera

personalmente hasta Nueva York

y vio que ya no era lo mismo,

que el terror da terrorismo

y ahora todo es peor.

Y si hay alguna cura, alguien tiene que decir,

sea de allá o sea de aquí,

no pudo Hipólito ni Aristide.

¡Ay primo, no me hagas desesperar!

O me voy para las FARC,

porque si esto sigue

serviremos de carná*

a bandidos y detectives.

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